Hermoso de Mendoza, al teléfono en Aranjuez. |
Toros despuntados de Fermín Bohórquez, 1º flojo y 4º blando, nobles. Hermoso de Mendoza: Rejón (oreja). Tres pinchazos y uno hondo (palmas). Toros de Alcurrucén, 2º repetidor y 5º distraído. Enrique Ponce: Aviso, pinchazo hondo desprendido y descabello (oreja); Pinchazo –aviso-, otro pinchazo y estocada caída – aviso- (palmas). Novillos de Alcurrucén, 3º noble y 6º intermitente. Alvaro Lorenzo: Aviso, estocada, dos descabellos –aviso- y otro descabello (oreja); Aviso y media (dos orejas). Sobresaliente: Raúl Hernández, 'Cañero'. Plaza de Aranjuez. Un cuarto de entrada, 30/05.
Alvaro Lorenzo se erigió en triunfador del remix sanfernandino merced a su temple y su poso. El uno se halla en las muñecas. El otro, en la cabeza. Lucido con el capote y sobrio con la muleta, el coleta se acopló muy bien con su primero. En el sexto, más trabajador pero sin perder ni la ligazón ni la compostura.
ALBUM de Fotos (187 imagenes)
Ponce en su línea. Para qué cambiar la fórmula de un éxito que dura ya 25 años. Pases mil de todas las hechuras: excelentes cambios de mano, derechazos con el pico, airosos remates, series sacando tripa tras el embroque, doblones con copyright. En fin, lo que exige el poncismo militante arracimado en el 1. Meter en el cesto al quinto, lo de mayor mérito.
Hermoso de Mendoza al menos nos ahorró los caballazos, los saludos sin ton ni son y los “amosyá” de otros ilustres colegas. Banderillas desiguales –mejor alguna de las cortas-, no muy certero a la hora de matar y tropezado en algunos recortes (en otros haciendo alarde de doma clásica), el navarro cumplió con los flojos ejemplares de Bohórquez.
Alvaro Lorenzo se erigió en triunfador del remix sanfernandino merced a su temple y su poso. El uno se halla en las muñecas. El otro, en la cabeza. Lucido con el capote y sobrio con la muleta, el coleta se acopló muy bien con su primero. En el sexto, más trabajador pero sin perder ni la ligazón ni la compostura.
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Ponce en su línea. Para qué cambiar la fórmula de un éxito que dura ya 25 años. Pases mil de todas las hechuras: excelentes cambios de mano, derechazos con el pico, airosos remates, series sacando tripa tras el embroque, doblones con copyright. En fin, lo que exige el poncismo militante arracimado en el 1. Meter en el cesto al quinto, lo de mayor mérito.
Hermoso de Mendoza al menos nos ahorró los caballazos, los saludos sin ton ni son y los “amosyá” de otros ilustres colegas. Banderillas desiguales –mejor alguna de las cortas-, no muy certero a la hora de matar y tropezado en algunos recortes (en otros haciendo alarde de doma clásica), el navarro cumplió con los flojos ejemplares de Bohórquez.
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