El Ayuntamiento de Madrid quiere establecer una tasa
máxima de 0,8 euros el kilómetro en el precio de las inscripciones y
racionalizar el número de carreras populares que saturan la capital. El negocio
del atletismo popular, en el punto de mira.
El Gobierno municipal que preside Manuela Carmena en el
Ayuntamiento de Madrid desea imponer para 2016 una tasa máxima de 0,8 €/km en
el precio de las inscripciones de las carreras populares, un fenómeno disparado
en toda España al calor de la desaforada moda de salir (pagando) a correr prácticamente
todos los fines de semana del año.
Esta explosión de atletas populares ha abierto un negocio
que permite que cada pueblo del país tenga ya una prueba para correr pasando
previamente por caja.
La libertad de empresa hace que los organizadores –un
sinfín de firmas comerciales, marcas del ramo y organizaciones benéficas- fijen
el precio del dorsal según sus objetivos, lo que también ha dado lugar a una
espiral de crecimiento rozando el abuso.
Javier Odriozola, director de
Deportes del Ayuntamiento de Madrid, estima que
el fenómeno ha desencadenado en un crecimiento desmesurado tanto del número de pruebas que recorren las calles la capital
como del precio que el atleta paga por disputarlas y que ahí precisamente deben
incidir los poderes públicos para proteger los intereses (y los bolsillos) del
ciudadano.
Este mes Odriozola envió una carta a los principales
organizadores de carreras avisándoles de que el Consistorio les insta a
establecer una tasa máxima por dorsal de 0,8 euros por kilómetro, dando así un
precio final de 8 euros para una carrera de 10 kilómetros, 17 para el medio
maratón y 34 para un maratón, precios que nada tienen que ver con los que se
manejan semanalmente y no digamos con los 73 euros del Maratón “Popular” de
Madrid.
En el documento también habla de acotar el número de
eventos que el Ayuntamiento autoriza buscando el difícil equilibrio de dar
salida a los intereses de la población con las incidencias de tráfico de la
metrópoli y los gastos municipales que generan la cobertura de estas
multitudinarias ocasiones cada vez más cotidianas.
Los organizadores, en contra
El frenazo que quiere dar Madrid a un fenómeno que no
entiende de crisis y que genera desarrollo económico (empleo, turismo, comercio…)
se enfrenta al punto de vista de los organizadores.
Los tradicionales y los recién llegados al invento
aseguran que poner en marcha estas pruebas requieren mucho esfuerzo y dinero,
porque se ha pasado del dorsal con imperdible al chip, de la línea de tiza de
la meta a la alfombra multipublicitada y de la camiseta de propaganda de
algodón a la bolsa del corredor.
La evolución de los tiempos hace que ya en cualquier
plaza de cualquier pueblo se instalen pancartas, arcos lectores de cronometraje,
cámaras, urinarios portátiles, camión de megafonía… para una carrera con la
excusa del santo patrón, a beneficio de la lucha contra el cáncer o en pro de
los Amigos de la Capa Española.
Todo cuesta en euros y en trabajo, factor muy importante
que cuenta con el apoyo de los voluntarios, bien sean de club sin ánimo de lucro
o de una empresa especializada.
En Aranjuez, sin ir más lejos, la Carrera Popular Villade Aranjuez –que este año celebra su XXXII aniversario- nada tiene que ver con aquellas
primeras ediciones. Organizada por el Club Marathón Aranjuez, su precio es de
14 euros (1,4 €/km) e incluye una bolsa del corredor con avituallamiento, camiseta
técnica, calcetines y zapatero, amen de las comodidades al uso ya en este tipo
de citas.
13 euros (o 14 € con la inscripción por internet, 1,3 ó 1,4
€/km) costó la III Carrera Nocturna de Aranjuez que pone en marcha la empresa
Servitur con regalo de camiseta y avituallamiento más todos los servicios al
corredor. Entre 15 y 19 euros (0,7 €/km – 0,9 €/km) fue el precio del IV Medio
Maratón organizado por esta misma firma con premios similares para el corredor.
Así pues, mientras la fiebre del atletismo popular mide
sus pasos con el libre mercado, que hace que el corredor tenga a la fuerza que
elegir dónde pone su dinero y su sudor y que el promotor haga cábalas por si le
salen las cuentas o no para organizar la prueba, el Ayuntamiento de Madrid ha
dado el primer aldabonazo. Atentos a las consecuencias.
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