Toros de Núñez del Cuvillo, de cómoda presentación, flojos y nobles en general, el 3º devuelto por inválido (1º sobrero de iguales condiciones que el resto), 4º de peor clase y 6º del Conde de Mayalde, 2º sobrero, que salió por el sexto titular, muerto enchiquerado, un manso que al final dio el mejor juego de la tarde.
Morante de la Puebla: Cuatro pinchazos y media (silencio). Estocada caída (saludos). El Juli: Estocada trasera (dos orejas). Pinchazo y media (silencio). Roca Rey: Estocada desprendida (dos orejas). Pinchazo y estocada desprendida (oreja tras aviso). Real Plaza de Aranjuez, 30 de mayo. Casi lleno total. La lluvia apareció durante la lidia del cuarto toro.
Morante de la Puebla: Cuatro pinchazos y media (silencio). Estocada caída (saludos). El Juli: Estocada trasera (dos orejas). Pinchazo y media (silencio). Roca Rey: Estocada desprendida (dos orejas). Pinchazo y estocada desprendida (oreja tras aviso). Real Plaza de Aranjuez, 30 de mayo. Casi lleno total. La lluvia apareció durante la lidia del cuarto toro.
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Julián López, ‘El Juli’, y Andrés Roca Rey han salido a hombros por la puerta grande de la Real Plaza de Toros de Aranjuez en la tradicional corrida de San Fernando, que ha rozado el lleno total en las localidades.
Con un ganado de Núñez del Cuvillo justo de cara y más justo aún de fuerzas, Roca Rey ha cortado dos y una orejas en su lote (el sexto, del Conde Mayalde, segundo sobrero que sustituyó al que murió en los chiqueros por causas que aún se investigan) y el El Juli se ha hecho con los dos apéndices auriculares del segundo de la tarde.
En su primero, El Juli, sobrado con lo que tenía enfrente, tiró de repertorio y oficio. Ante el desclasado cuarto, abrevió, que molestaba la lluvia y se nos había ido casi una hora y media desde que sonaron los clarines que rompieron el paseíllo.
Roca Rey se vio agraciado con el generoso doble trofeo en el primero de su lote, un sobrero desfondado, después de ejecutar más alardes que toreo. Ante el manso sexto (2º sobrero) por el que nadie daba un céntimo, el peruano ofreció las mejores tandas de la tarde al hacerse con él, obligarle a embestir -¡hasta haciendo el avión!- y demostrar su clase con muletazos de las 4L: limpios, largos, lentos y ligados. De aquí a Lima mejor que en su primero. Mató al segundo viaje, ya entre tinieblas, y sumó tres orejas en el esportón.
En cuanto a Morante, la bronca embestida del primero no invitaba a nada así que fuera. Fuera hasta para entrar a matar, que fue a la quinta. En el cuarto, apuntamos una serie de derechazos muy templados y las chicuelinas previas. Y ya.
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