La Comunidad de Madrid ha iniciado una campaña de control sanitario de la carne de caza, coincidiendo con la apertura de la actividad cinegética en la provincia.
El objetivo es garantizar la seguridad y evitar las enfermedades que se puedan producir por el contagio de gérmenes o parásitos.
Esta labor comprende el estudio del cuerpo y de las vísceras y, en el caso de los jabalíes, el examen de triquinas para descartar la presencia de larvas de este parásito, que puede provocar triquinosis, y que se manifiesta con gastroenteritis con dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarreas, así como la aparición repentina de molestias y dolores musculares, edema de los párpados superiores y fiebre.
Para el periodo 2024/25, la Dirección General de Salud Pública ha autorizado a 54 veterinarios colaboradores para la inspección sanitaria de las piezas cazadas que se destinan al autoconsumo o están dirigidas a salas de tratamiento para su comercialización.
La normativa obliga a que estos profesionales realicen los análisis en el lugar donde se desarrolla la actividad cinegética e inmediatamente después de que acabe.
Además, el organizador, propietario o sociedad que explote fincas o cotos para esos fines está obligado a notificar, al menos con 72 horas de antelación la ubicación y fecha de la cacería, reflejando en dicho aviso al inspector propuesto.
En la pasada campaña se completaron 434 exámenes: 251 de piezas de caza para autoconsumo, principalmente jabalíes, y 183 de ejemplares para su comercialización, con predominio de perdiz, jabalí y ciervo.
De ellas, 20 tuvieron que ser descartadas por ser no aptas para el consumo, una de ellas por presencia de triquina y 19 por lesiones compatibles con tuberculosis
La Consejería de Sanidad recuerda que la normativa actual prohíbe la comercialización de piezas de carnes frescas y productos cárnicos procedentes de caza silvestre, excepto las procesadas en un establecimiento de manipulación que cuente con los permisos legales.
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