Orencio Jiménez, alguacilillo
"El público de Aranjuez es bueno, no hay mucha afición pero la plaza es seria"
Orencio Jiménez se
baja del caballo y cuelga su atavío de alguacilillo de Aranjuez. Dice que ha
sonado el clarín de la edad y que hay avisos que no se perdonan. Repasamos, en
varios tercios, su etapa a lomos de la Fiesta.
Orencio nos recibe en la puerta de su domicilio con la
mejor de sus sonrisas. Y digo nos porque me acompaña en el lance el maestro
José Ortiz, ‘Chele’, a fin de componer una terna cabal. El encuentro se
desarrolla en el rincón favorito del entrevistado, un cuarto abarrotado hasta
el techo de multitud de fotos, carteles y objetos que plasman la pasión de
Orencio por el mundo del toro y del caballo.
P. Abrimos plaza.
¿De dónde viene tu afición taurina?
R. Pues desde siempre. Me ha gustado ir a la plaza cuando
he podido desde muy joven y he tenido la costumbre de comprar todas las semanas
las revistas taurinas El Ruedo, Aplausos, 6Toros6… para estar al tanto de las
novedades.
Último despejo de Orencio en Aranjuez, en mayo de 2017. |
P. De aquellos
tiempos, ¿cuál era tu torero de cabecera?
R. Antonio Ordóñez, que era un fuera de serie.
P. Compón un
cartel de hoy.
R. Enrique Ponce, Morante y El Juli sería, para mi, el
cartel perfecto actualmente.
P. Y tu relación
con el caballo, ¿de dónde arranca?
R. Del servicio militar. Ahí es cuando comencé a montar y
desde entonces no me he bajado de él.
P. Porque aún
sigues en la silla casi a diario…
R. En condiciones normales, sí, tres o cuatro días a la
semana como mínimo allí en la Cuadra Bellavista.
P. ¿Cómo te llega
la oportunidad de conjuntar tus dos aficiones sin ser rejoneador, sino
alguacillo?
R. (Risas) La verdad es que Susi Cienfuegos me comentó
una vez que íbamos por el campo que si me interesaría salir con él de
alguacilillo y total, que me animó y salí una o dos veces con él. Esto fue
2005. Y al tiempo me dijo que a ver si me buscaba alguna otra persona que me acompañara,
porque él andaba muy liado y no podía hacerse cargo. Así que pensé en un
compañero de la cuadra para que además bajáramos y subiéramos juntos desde
allí.
P. No me negarás
que no tiene su aquel bajar y subir hasta el Cortijo de San Isidro a caballo
ataviado de alguacilillo…
R. Pues sí. Es un poco incómodo, sobre todo por la noche cuando
se ha acabado el festejo ir hasta allí por todo el pueblo, con el follón que se
forma a la salida y salir con muy pocas o ningunas luces ya cerca de las diez
de la noche. Y luego lo de ir vestido así. Una anécdota muy buena que nos
ocurrió precisamente fue que cuando íbamos parejos al río la megafonía del
barco turístico iba diciendo ‘miren, una pareja de Guardias Reales a caballo’.
Imagino que serían extranjeros (risas). Eso sí, nos hicieron un montón de
fotos.
Atento a la lidia desde el callejón. |
P. Es que vuestra
vestimenta (golilla, jubón, bicornio emplumado, polainas…) es un cuadro de
Velázquez indisoluble de la Fiesta…
R. Y de terciopelo que da un calor que no veas. Además el
presidente, Julio Laguna, es muy estricto y no nos deja quitarnos nada a pesar
de sudar la gota gorda. Por cierto, fue gracias a la concejala Olga Rincón
cuando se renovó el vestuario, que estaba tan viejo y pasado que hasta tenía
las costuras cogidas con tramillas.
P. Debutas en una
corrida con César Jiménez…
R. Sí, y a él le entrego mi primer trofeo.
P. No olvidas los
que has entregado porque a modo de recordatorio tienes decorado el zócalo de
esta habitación con el resultado artístico de cada corrida…
R. Bueno, es una forma bonita, creo, de mantener viva la
memoria de cada festejo.
P. ¿Cuál fue la
tarde más redonda, apéndices en el esportón?
R. La de El Juli y Manzanares, hijo, que cortaron dos
rabos.
Primer trofeo, en septiembre de 2005. |
P. Sin embargo,
como aficionados, hemos visto tardes mejores que se fueron sin trofeos ni falta
que hacía…
R. Sí, muchas. Con faenas muy buenas que se empañaron por
el mal uso de la espada, que es la que manda, pero que nos dejaron muy buen
sabor de boca.
P. Has llegado a
otorgar un rabo simbólico.
R. Sí, a David Mora cuando indultó a un toro de
Alcurrucén.
P. ¿Y qué les
dices a los toreros cuando se los entregas?
R. Les deseo la Puerta Grande si es una de primeras y la
enhorabuena si ya suma los suficientes. Te cuento que en una tarde con Jesulín
al ir a darle el abrazo de rigor me dijo así de pronto ‘ no te acerques mucho
que salimos en el Sálvame´ (risas).
P. Entonces,
¿cuáles son los diestros más simpáticos o correctos con los que has topado?
R. El Juli y Ponce. Y El Cordobés, que ya antes de salir
al ruedo tiene ganado a la plaza entera. Después hay otros muy desaboríos.
P. Este que firma
arriba, aficionado de infantería, cree que el triunfalismo y el ambiente
festivo han arrinconado a la afición, ya de por sí escasa, y que ante lo que se
viene encima o no está o se queda en casa. Tú defiendes al público de Aranjuez.
R. Sí, sí. El público de Aranjuez es bueno, no tiene
mucha afición –porque no la hay ya en la mayoría de las plazas- pero Aranjuez
es una plaza seria y los aficionados que hay son buenos. Otra cosa, también
sabida, es que la plaza se llena gracias a la gente de fuera. Pero es una plaza
seria porque además tenemos a un presidente serio al que alguna gente no le
traga porque sigue siendo duro.
P. Bueno, no me
negarás que el bueno de Julio se ha ablandado con el paso de los años…
R. Bueno… pero sigue siendo más fácil sacar el pañuelo
que recibir los insultos del público y de los toreros, que hay que oírlos
cuando no se les da las orejas, que yo estoy allí mismo.
P. Recordamos que
un alguacilillo es autoridad en la plaza. ¿Cuáles han sido tus funciones más ingratas
en este sentido?
R. La verdad es que te pasas la corrida despejando el
callejón porque son los mismos profesionales los que se acercan a la barrera y
tapan la salida del compañero, impidiendo un salto o no permitiendo el paso.
También se llama la atención a los picadores y a los peones, sobre todo por la
famosa rueda de capotes. Pero el peor trago fue con un ganadero al que se le
concedió una vuelta al ruedo a uno de sus toros pero que no pudo hacerse porque
el tiro de mulillas, prácticamente desbocado, se metió para dentro. Me amenazó
con denunciarme y al final menos mal que se le convenció de que en todas partes
figuraría que hubo tal vuelta.
Máximos trofeos: orejas y rabo. |
P. ¿Te han
ofrecido salir en otras plazas?
R. Sí, en una de la sierra madrileña pero dije que no
porque era mucho trastorno.
P. Crees que es el
momento para tu retirada. ¿Cuál es el motivo?
R. Fundamentalmente la edad. Pasa con todas las cosas de
la vida, que llega un momento en que dices hasta aquí, como los toreros o los
futbolistas. Toca retirarse porque los años pesan. He cumplido los 70 y
cualquier golpe, percance o caída, que son muy normales al andar entre
animales, ya no son iguales que cuando eres más joven. Gracias a Dios he
disfrutado mucho en esta etapa y ahora toca disfrutarla de otra manera. Andando
(risas).
P. Te vas cuando
la Fiesta está en horas muy bajas. ¿Cómo la ves en Aranjuez y en España?
R. Pues la cosa está muy mal y buena parte de culpa la tienen
los principales actores de ella: toreros, empresarios y ganaderos. Se debían
implicar más porque son los que ponen, sí, pero los que ganan. Y muchas veces
dejan que otros con menos influencia o intereses tengan la iniciativa. Son
ellos los que tienen la fuerza pero parece que la cosa no va con ellos sólo
para lamentarse. Y en Aranjuez la cosa está decaída pero porque se está dejando
caer entre todos, entre la empresa y el Ayuntamiento. Antes, con festejos en
los que venía todo Madrid y ahora quitando hasta la corrida de septiembre.
P. ¿Y va a haber
toros en San Fernando?
R. Pues la cosa está difícil porque entre la empresa que
no sabemos si está y el Ayuntamiento, que tiene más antitaurinos que taurinos,
lo están poniendo complicado. Pero sería una pena porque además es una buena
inyección económica ese día para el pueblo.
P. Hablamos ahora
de la plaza de Aranjuez, que da lástima verla.
R. Es una verdadera pena y el peligro que tiene, que no
se cómo se admite dar toros de cómo está la barrera que cualquier golpe la echa
abajo. Hay localidades con unas astillas... Y los toriles y los corrales… Al
final ni la empresa ni Ayuntamiento hacen nada y así está, cada día peor y sin
condiciones adecuadas. Mira. En una corrida de Manzanares un peón me preguntó
que dónde podía el maestro ir al baño. Le contesté que no había un aseo
particular para estos casos y que si no quería ir a uno general en el pasillo
que se acercara hasta la enfermería. ¡La cara y las cosas que me dijo por decir
eso de la enfermería, que eso ni se menciona! (risas).
Momento de triunfo. |
P. Cerramos plaza.
¿No te va a dar pellizco en el alma cuando en el próximo festejo –si llegamos a
él- se abra el portón y no estés en el despejo?
R. Pues sí, yo creo que alguna lágrima sí va a asomar (se
le quiebra la voz, emocionado). Pero llegó el momento de bajarse del caballo y
dar las gracias a todo Aranjuez.
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