Los montañeros ribereños Joaquín Fernández y Luis Merino han
abierto cinco nuevas vías de escalada en el Parque Regional de La Pedriza,
alguna ya calificada de dificultad extrema.
Los escaladores locales han sumado a las tres rutas abiertas
el pasado año otras dos en el por ellos denominado “Risco de la Majada”, que
consta de fisuras y de un gran saliente o techo en el macizo granítico de La
Pedriza (Madrid).
Las vías llevan a la cima de una pared que supera los 850
metros de altura. “La dificultad de la fisura es de 6B y la del techo, de 6B+”,
nos cuenta Joaquín.
Una ruta ya es considerada difícil de acometer con la
calificación de 5+, así que ambas sólo están al alcance de escaladores
expertos. “Podemos calificarlas de dificultad extrema”, asegura el montañero.
La característica superficie de La Pedriza hace que el ataque
de las vías se lleve a cabo “apenas con la yema de los dedos y la puntera del
pie. Es una escalada muy técnica”.
El ascenso y coronación del techo, de unos 10 metros, suponen
dos horas de subida “con unas cuantas caídas”, dice con cierta sorna Joaquín.
Por ello es imprescindible la escalada entre dos personas que aseguren todo el
proceso.
La pareja ha estado toda la primavera pasada preparando la
ascensión y a últimos de agosto y a primeros de septiembre han rematado el
trabajo determinando las condiciones técnicas de estos caminos pétreos que tan
particular agarre necesitan.
“Se sube con microagarres, apenas tocando la piedra, y apoyando
únicamente la punta de los pies. Es una escalada no sólo física y técnica sino
de `coco´”, explica el alpinista.
Las nuevas vías de acceso quedarán reseñadas en un Libro de Registro
que recoge todas las características del camino a modo de guía para las futuras
expediciones. En ella figuran las aproximadamente 1.500 vías de la zona.
A la hora de bautizar las rutas, Joaquín no lo duda: “tendrían
que llamarse la Vía Merino, porque ojo cómo se las ha currado limpiando las
fisuras”.
Más allá de La Pedriza –que conocen como la palma de la
mano- y de las múltiples expediciones realizadas, en el horizonte se vislumbran
dos nuevas aventuras, “si la financiación es posible”: Islandia y Ecuador.
Tan dispares destinos tienen en común la escalada en hielo. “En
Islandia sería sobre glaciar y en Ecuador, la cara sur del estratovolcán
Illiniza (5.248 metros), porque ya hice hace unos años la cara norte”, cuenta
ilusionado.
Mientras tanto, Joaquín nos comenta cómo un día antes de
nuestro encuentro las había pasado canutas en el Circo de Gredos con una racha
de viento fuerte. Pero eso es otra historia.
ARRIBA: Luis en el techo.
CENTRO: Joaquín en las fisuras
DEBAJO: Ascenso y descenso
de la pared.
Luis (izquierda) y Joaquín (derecha) en un momento de respiro.