Dani Fernández, el Capitán Ancora. |
Debajo de la
máscara, el superhéroe es un tipo corriente, normal, un hombre de la calle.
Alguien que no da importancia a lo que hace. A Dani Fernández le sucede lo
mismo. Su modestia cotidiana no trasluce que de sus 34 años lleva 20
consecutivos como futbolista de la AD Ancora Aranjuez. Su pudor diario no
pregona que así, por encima, ha disputado unos 600 partidos con la misma
camiseta, récord difícil de igualar. Y sin embargo, para todos, es desde hace
muchos años “el Capi”. El Capitán Ancora.
Texto y Fotos: José Angel Rodríguez.
La lluvia nos trastoca un poco los planes para hacer las
fotos, así que nuestra charla se hace bajo cubierto. Dani Fernández (1979)
llega puntual y algo nervioso a la cita. Cosas de su timidez. Empero, apenas se
despoja de su abrigo ya está dispuesto a enfrentarse con lo que venga. Lo mismo
ocurre en cuanto se enfunda la zamarra blanca del Ancora. Se transforma. Eso
sí, su sensatez le hace volar a ras de tierra.
El tango de Gardel
dice que 20 años no es nada…
En mi caso más de media vida. Entré en el Ancora en la temporada
93/94 y sigo desde entonces. La verdad es que he estado tan a gusto… Es mi
segunda familia (sonríe).
¿Cómo llegas a
formar parte de ella?
Yo estaba en el equipo del colegio San Isidro y en 8º se
hacía la selección infantil de Aranjuez que jugaba el Campeonato Provincial
para clasificarse a los encuentros de la Sierra, allí en Navacerrada. Me
cogieron. Ese año quedamos segundos con el presi, Enrique Moreno “Lalo” padre,
como entrenador. Nos comentó que quien quisiera podría jugar en el Ancora y prácticamente
todo el grupo pasamos allí, para jugar como cadetes de primer año. Y antes
estuve en la Escuela de Fútbol con los hermanos Sánchez Martín, Toni y Paco,
Julio Espada, “Lalo”… considerada también cantera del Ancora Aranjuez.
Aquellos primeros
compañeros, imagino, se fueron quedando atrás con los años… ¿o queda alguno aún
con las botas puestas?
Ahí están Dani Hernando [hoy en el Real Aranjuez], que
sigue siendo un figura (risas) o
David Pollo, que hasta hace poco ha seguido dando guerra. De los que más han
durado están también Edu Martínez y Gonzalo. Pero es muy complicado. Los
estudios, el trabajo, las lesiones… un poco todo te hacen ir dejándolo.
A los 34 años,
¿qué te sigue motivando para continuar en la brecha?
A mi me gusta jugar al fútbol. Además he tenido mucha
suerte con las lesiones. Te puedo decir que hasta los 30 sólo tuve un esguince.
Después sí he tenido un par de ellas de tipo muscular y otra más grave pero
nada que me haya impedido seguir. Lo que pasa es que este año es un poco especial
porque por temas de trabajo no puedo entrenar todo lo que yo quisiera. Acordé
con Gabi Guerrero, el entrenador del Regional, que para no perder la forma
jugara en la Liga Local con Solana/Estadio pero que en cuanto hiciera falta estaba
disponible. De hecho este año he jugado un partido entero y he estado convocado
en otro.
Dani con su colección de camisetas y brazaletes del Ancora. |
Si tuvieras que
sumar los partidos disputados en el club tendrías una marca difícilmente
igualable hasta en las divisiones profesionales.
Uff… He jugado mucho durante muchos años. Podemos echar
la cuenta. 20 años con más de 30 partidos por año y fallar, he fallado poco por
las lesiones. Expulsado tampoco he sido mucho –bueno, alguna vez en tiempos de
juventud (risas)- así que si
multiplicamos unos 30 por esos 20 años dan 600, que no está nada mal.
Yo creo que en
Aranjuez nadie ha alcanzado esa cifra en ningún club.
Es complicado aguantar tantos años, de seguir cuando
alcanzas cierta edad con otros compromisos…
Pero estarás
conmigo –le interrumpo- en que ya no hay muchos canteranos con trayectorias
largas en los clubes, ni en Primera…
Todo depende de lo que busques en el fútbol. Yo siempre
he buscado disfrutar, divertirme. En el Ancora me he encontrado siempre tan a
gusto que me he dicho: `¿para qué cambiar?´ Pero, vamos, que no veo esto como
algo extraordinario.
No has llegado a
debutar en el primer equipo del Real Aranjuez. ¿Tienes esa espinita clavada?
Mira, cuando era más joven sí que me hubiera gustado
jugar en el Aranjuez. Pero a día de hoy tampoco tengo esa cosa de no haberlo
hecho. Recuerdo que en la época de la Fundación, en 2000, éramos filiales y subieron
varios al primer equipo. Entonces sí que te quedaba la espinita de no ir tú,
pero con el tiempo no lo he echado en falta.
De todos tus
técnicos, ¿cuál o cuáles te han marcado más en todos estos años?
Son tantos… Empecé con “Lalo” padre y con él estuve tres
años. Quizá con él no tuvimos la disciplina táctica necesaria pero aquel grupo
aprendió a disfrutar jugando al fútbol. El grupo tenía buena base y con él era
siempre balón. Con Quique hijo estuve otro par de años y en Aficionados ya estuve
con Fournier, Honorio Cavero, Paco Madrid… El punto de vista más profesional
quizá lo tuvimos con Honorio. Con Quique ni se los años que me he tirado con él
en Regional y en Preferente.
Y de los
compañeros, ¿de cuáles guardas especial recuerdo?
De todos ellos no me importaría volver a jugar con todos
los de mi quinta, los del 79. Todavía solemos quedar para estas fechas para
jugar una pachanguita o tomar algo. También disfruté mucho el año en el que
jugamos contra el Aranjuez en la misma categoría. El grupo era muy bueno.
Fíjate, muchas veces me pregunto qué hubiera pasado si ese año hubiera sido el
Ancora el que ascendiera. ¿Cómo habría cambiado la historia del fútbol local? El
Ancora ha tenido años muy buenos con el equipo en Preferente, una categoría que
parece que no se ha valorado hasta que el Aranjuez ha estado en ella. Y hace 15
años era una Preferente muy dura. En el primer año de Aficionados he llegado a
jugar con el Alcorcón y mira dónde está ahora. Era una categoría importante y
más para un filial con chavales de 20 años. Los mayores eran Miguel Almonacid,
Edu Barriguete y Adolfo Corrales, dos años mayores que yo, que tenía 18. En
esas dos épocas fue en las que más disfruté. También acompañaron los
resultados, lo que ayuda bastante.
La Quinta del 79. |
Tendrás un libro
no escrito de anécdotas en todos estos años. ¿Con cuál te quedas?
Me acuerdo que cuando tiraron Almansa nos fuimos a
Loyola, a los campos de arriba. Tardaron mucho tiempo en acondicionarlos y no
teníamos agua caliente, los campos no estaban muy bien arreglados y creo que no
había ni luz artificial. Y en esas, en un entrenamiento, nos dice “Lalo”:
`vámonos para la Mariblanca´. Y allí que nos fuimos a protestar y hacer unos
rondos, unas carreras de farola a farola (risas)…
O el año del ascenso a Preferente, que fue muy peculiar. Fue un año muy malo
con la Fundación, con aquel reportaje tuyo del Blues del Autobús y aquello,
¿recuerdas, no? Bueno, pues a raíz de aquella situación empalmamos ocho
victorias seguidas y logramos ascender ganando al Moratalaz con dos goles de
Riki.
En un fútbol en
tantas cosas pre-artificial, ¿recuerdas algún campo especialmente duro de
jugar?
Uff… el peor campo quizá sea en Santa María del Pilar, el
del colegio. Eso era… Y en San Viator. Dos campos tan chiquitos que el área
llegaba casi a la línea de banda, de tierra muy mala. No he vuelto a ir pero
creo que en Santa Mª del Pilar ya es de césped artificial. Hablando de césped
artificial. Estando en juveniles fuimos a jugar a un campo, por Brunete o por
ahí, que tenía los primeros céspedes de aquellos. Lo veías y decías, ¡hostia! Y
después veías que era una especie de moqueta que te quemaba al menor roce.
La verdad es que
han cambiado muchas cosas de aquel fútbol…
Sí, es verdad. Hasta los pantalones, que enseñábamos
mucha cacha (risas). Los campos de
tierra, que acababas lleno de barro y con toda la ropa hecha una pena, que cuando
llegabas a casa tu madre tenía que lavar dos veces. Ahora en vez de barro
llevas caucho, que también aparece por todas partes, que no acaba nunca de
salir (más risas). Muchas veces
pienso: `jo, vengo de jugar en Almansa, que ya nos sabíamos dónde se formaban
los charcos, de dar patadas a los Mikasa que como se mojaran no había quien los
levantara, de llevar todos las botas negras… y mira ahora´.
Se ha perdido
cierto ambiente familiar-futbolero…
Cuando jugábamos en Almansa, con el Polideportivo al lado
con un montón de afición al fútbol-sala, el campo no es que estuviera siempre
lleno pero sí había mucha gente. Ahora son cuatro padres y tres amigos. Además
el local social hacía mucha piña de jugadores, familias, entrenadores… con la
familia Zanón cuidándonos a todos (risas).
Se echa en falta porque ahora todo es más frío.
¿Cómo percibes que
te ven los pequeños del club?
Pues notas que te respetan… incluso los compañeros de tu
propio equipo (risas).
En un derbi con el Real Aranjuez con Roberto Galán. |
Les puedes contar
que jugaste en la Ciudad Deportiva, cuando en Madrid sólo existía una, la del
Real…
Fuimos a jugar un amistoso porque la verdad es que en ese
aspecto mi grupo no tuvo suerte. Siempre ascendíamos pero nunca llegábamos a
disfrutar de la categoría más alta porque pasábamos de año. Nos invitaron a
jugar allí, en el campo de abajo, de césped, que para nosotros era jugar en el
Bernabéu. Les dimos guerra. Eramos juveniles de primer año y jugamos contra los
cadetes de segundo. Perdimos 2-1.
Dani, ¿hasta
cuándo tienes cuerda?
Este año estoy a tope, ya veremos el que viene. Poco a
poco. Ya, de temporada a temporada.
¿Te ves después en
un banquillo, llevando chavales o de ayudante?
Ahora mismo no me veo. Es cierto que cuando deje de jugar
a lo mejor tendría esa inquietud para no dejarlo del todo. Pero en un futuro,
no se, me podría animar con los pequeñajos.
PD: Habrá que recuperar un día de estos la entrega del
Ancora de Plata. Yo propongo a un candidato. Al de arriba.
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