El Club Mountain Bike Aranjuez organizó ayer domingo una salida por la comarca que llevó a sus ciclistas por la zona de Villaconejos y Chinchón.
Grititos.- Llegamos al último domingo de invierno, tiempo soleado e ideal para pasar un bonito día de bici. Los riders del Club MTB Aranjuez quedamos como cada weekend en la esquina Infantas con Capitán.
El buen humor reinaba en el ambiente y las bromas apenas dejaban dormir a los vecinos. Pero a las 9 menos 1 minuto se hizo un silencio en el grupo al sentir la presencia del Caballero Negro, también conocido como Bomber.
Inmediatamente Jaro puso en marcha la máquina de pensar, trató de teclear en Whatsapp un cambio de ruta hacia los pinos de Ocaña pero no le dio tiempo. La suerte estaba echada...
Nos acompañaba Juanito, que se desvirgaba como nuevo miembro “oficial” del Club MTB Aranjuez. Un placer contar con su compañía.
Ya en la subida a Villaconejos se vio que la cosa iba en serio. Durante la semana se había corrido el rumor de que atacaríamos la Vía Verde de Morata y el pánico se estaba apoderando de algunas unidades del pelotón.
Algunos decidieron adelantar la preparación del Fumé viendo como estaba el grupo y la que se avecinaba.
Y lo que ocurrió después no nos ha quedado claro a unos cuantos, pues subíamos una cuesta, que luego bajábamos, y evitábamos una tierra arada que luego si cruzábamos. Estábamos huérfanos de Luismi, nuestro guía y tampoco estaba Pablo, un visionario, por lo que tuvimos que fiar nuestra suerte a los Tracks de algún GPS que debía de estar infectado de algún virus.
Bueno lo cierto es que después de un buen rato dando pedales y dos pinchazos nos asomamos a la Vía Verde, pero no debíamos tener muchas ganas de verla de cerca pues cuando Maxi dijo “Yo voy por aquí y ATPC” a los demás nos dejaron de patinar las neuronas y le seguimos.
Nos metió en un atajo que enseguida nos encontramos en Chinchón y a Dios gracias que encontramos la fuente pues Www se había bebido el agua de todas las bicis. Se conoce que había desayunado una lata de anchoas de Santoña.
La bajada desde Villaconejos, ¡de vértigo! Se dice que ganó el Jaro, pero como no hizo foto... ¿quién sabe?
Hasta que finalmente llegamos a Casa Juan, que ya se estaba poniendo un poco nervioso por nuestra ausencia y es que cada vez terminamos más tarde y a esa hora casi no hay tiempo para tomar la cerveza.
Y como todos los días se aprende algo, hoy hemos aprendido que si queremos hacer esta ruta debemos actualizar los tracks porque de lo contrario nos perdemos nosotros... ¡y la cerveza!