Jesús Cobos ultima la puesta a punto de una embarcación esta semana en La Piragüera. |
Orencio Rodríguez, Jesús Cobos, Tomás Lara, Ramón Rodríguez, José Javier Vizcaíno, José Alfaro, Luis Antonio García "Charru" e Isidoro Pérez, santos y señas del CE Piragüismo Aranjuez con alguna cana más pero con el espíritu aventurero intacto emprenden mañana la bajada hasta Lisboa en piragua.
Tomás, "Charru", Vizcaíno, José y Ramón en la mañana del sábado 6 preparando pertrechos. |
Con la efeméride de 1984 sobrevolando en el ambiente, el grupo ha decidido 30 años después llegar a la desembocadura del río Tajo en la capital portuguesa desde la frontera lusa, desde Cedillo.
Desde allí y a lo largo de cinco etapas de unos 40-50 kilómetros de descenso prevén plantarse en el Mar de la Paja bajo el puente Vasco da Gama como ya sucediera también en 1998.
La iniciativa además servirá como observatorio para organizar futuras expediciones de turismo náutico y no se dará de lado la reivindicación por un Tajo - Tejo vivo.
El primer descenso
En 1984, José Luis Rodríguez -delegado de Juventud en el Ayuntamiento- tuvo la idea de realizar la arriesgada empresa de descender desde Aranjuez hasta Lisboa en piragua.
Entre esta Concejalía y la Dirección General de la Juventud de la Comunidad de Madrid se pusieron manos a la obra y ofrecieron a Orencio Rodríguez liderar la expedición.
"Sin ninguna referencia de otras expediciones que nos pudieran aportar datos de los 790 kilómetro de río que tendríamos que descender, nos pusimos manos a la obra. La única forma de preparar tal aventura fue formar un equipo compuesto por tres personas, y con una furgoneta, echarnos a esos caminos, y durante 10 días, ir comprobando todos los puntos que sobre Planos del Instituto Geográfico (algunos de los años 50), se había previsto como posibles lugares para inicios y finalizaciones de las etapas", cuenta Orencio en la Historia del Club.
"Estos puntos eran en su mayoría de las veces “puentes”, “presas”, “lugares cercanos a las poblaciones ribereñas”... y luego la realidad nos enseñó que por unos motivos u otros éstos no servían para nuestros propósitos, por lo que se tenía que ir buscando alternativas", continúa.
"Poco a poco se fue definiendo lo que serian los puntos de inicio y finalización de las etapas" -prosigue Orencio-. "Con el agravante de que se tenía que hacer coincidir que la zona del río fuera de fácil acceso, que coincidiera con una población cercana y que la distancia a recorrer por el río no fuera excesiva ni demasiado corta. Tres obligadas premisas, que no siempre era fácil de hacer coincidir".
Orencio recuerda que "por fin llegó el mes de julio. Ya teníamos a los jóvenes participantes, todos ellos sin ningún contacto anterior con este mundo del piragüismo, lo que le daba un plus de dificultad y riesgo a la aventura. Ya teníamos las etapas definidas, las embarcaciones, los chalecos salvavidas, las palas, las zodiac de apoyo, el cocinero con sus pertrechos de menaje, el médico, los coches y furgonetas para trasladar todo esto, la intendencia, y por supuesto, a los Monitores responsables del buen desarrollo y seguridad de todos los navegantes".
"Todos ellos eran del Club Piragüismo Aranjuez, como Ramón, Mairena, Gabi, Santos y yo como responsable de todos ellos, porque en definitiva era el único que conocía un poco los lugares por los que pasar", asegura.
El veterano palista rememora: "¿Qué contar de las 15 etapas por el río?. Cada día era una nueva aventura. Las dificultades, las anécdotas, los buenos y malos momentos se sucedían de manera continua. De todo hubo: grandes y enormes embalses sin fin que atravesar, presas imposibles de portear, zonas de arenales que nos obligaba a echar pie a tierra y un sin fin de situaciones imprevistas hasta recorrer todos y cada uno de los 790 km".
"A pesar de todas las dificultades el balance fue enormemente positivo. Se llegó a Lisboa sin mayor novedad, más morenos, con menos grasa, más músculos y más amigos. Lo que motivó a los dirigentes, el deseo de volver a realizar la experiencia en otro año".
La experiencia se repitió en 1986 con la incorporación de 15 piragüistas portugueses pero el coste hizo que la Consejería abandonara el proyecto.
La bajada de 1998
El aniversario de la muerte de Felipe II (1598), el monarca que soñó en unir Madrid con Lisboa a través del Tajo, planteó de nuevo la ocasión de repetir la aventura.
"La Federación Española de Piragüismo, motivada por la celebración de la Expo-98 de Lisboa, se planteó la bajada en piragua desde Aranjuez a Lisboa, finalizando dentro del propio recinto de la misma Expo", explica Orencio.
"De nuevo dado mi conocimiento del río y la experiencia acumulada de los anteriores descensos, me solicitaron que sea el responsable de la planificación de las etapas y la seguridad en el río. A pesar de los múltiples detalles a tener en cuenta y el trabajo de meses, la gratificación de la realización de este descenso es difícil de describir".
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