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Nerea Ruano, exultante, entra en la meta. |
El Ironman de Lanzarote, uno de los más exigentes del planeta, fue la piedra de toque elegida por la atleta Nerea Ruano para estrenarse en este tipo de competición.

"Y la verdad es que esta edición fue la más dura de los últimos años" -cuenta la ribereña- "Tan sólo unos pocos dieron la talla. Hubo un 40% de abandonos. Fue una edición brutal pero lo disfruté tanto que mañana mismo haría otro", dice divertida.
"El viento brutal hizo que en el agua hubiera fuertes corrientes y olas y endureció aún más el segmento de bicicleta, con 2.500 metros de desnivel acumulado. Las rachas laterales te desplazaban en la bici y lo único que podías hacer era agarrar fuerte el manillar y continuar", narra.
Con esas condiciones tuvo por delante 3,8 kilómetros de natación, 180,2 km de ciclismo por la zona volcánica de la isla y 42,2 km de maratón sobre el asfalto hirviendo.
"Era mi primer Ironman, un reto muy
grande que me motivaba muchísimo por la dureza que conlleva, no sólo el día de
la prueba si no todo el entrenamiento anterior", explica Nerea.
"Mi experiencia en este deporte era muy
escasa (llevo menos de dos años) y era mi cuarta prueba de este tipo habiendo hecho antes uno de cada
distancia: sprint, olímpico, medio".
En el agua la arancetana cumplió con un registro de 1h33´53¨, para pasar al sector ciclista en el que invirtió un tiempo de 8h1605".
Nerea asegura que "el sector de la carrera fue el mejor, es mi punto fuerte: 4h00´35" en el maratón después de 10 horas de ejercicio sin parar... pero los disfruté como una enana, con unas sensaciones inmejorables, sonriendo a cada zancada, sintiéndome realmente orgullosa y feliz".
14 horas, 11 minutos y 29 segundos después de la salida finalizó su aventura, colocándose séptima en su categoría W30-34. "¡Aún no me lo creo!", exclama.
¿El secreto? "Es una prueba que exige muchísimo
entrenamiento previo. Yo acumulé todo el que pude pero siendo consciente que con
mi ritmo frenético de trabajo con un viaje transoceánico cada 20 días en los
tres meses previos era un reto muy exigente. Creo que la concentración, la mente, y
especialmente el corazón me llevaron a la meta de la mejor manera posible,
disfrutando cada metro. Podría decir que hasta se me hizo corto aunque suene a
barbaridad".

Con la resaca aún fresca, Nera Ruano no lo duda: "Ahora mismo ya estoy pensando en nuevos retos
y en nuevos objetivos para seguir creciendo".
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