Toros
de Victoriano del Río (1º y 2º
sin clase), de Alcurrucén (3º muy
flojo y 4º descastado) y Garcigrande
(5º muy bueno, con
vuelta al ruedo y 6º manejable). Morante:
Pinchazo, media
atravesada y 3 descabellos (silencio);
pinchazo, estocada y
2 descabellos (silencio); estocada
(2 orejas). El Juli: Pinchazo
y media trasera y tendida (silencio);
estocada (2 orejas); estocada
–av- y descabello (oreja).
Plaza de Aranjuez, 30/05. Tres
cuartos.
Salió Morante
en el quinto, hizo así y así, como
quien lava, en los dos primeros muletazos y
acabó con el cuadro.
Zas zas y
borró la porfiada faena de El Juli al
descastado cuarto, cimentada en una colada
y en una protesta del 5, que
espoleó al diestro para exprimir lo
poco bueno que tenía el Alcurrucén.
Dos orejas, sí, pero de las sudadas. Lo
otro, lo del de La Puebla, fue otra
cosa. Uno trabajó y el otro, ay, el otro…
Toreo con
todas las mayúsculas que se quieran. Y
como el misterio no se puede
explicar por mucho que se quieran sacar
los pies del plato, dejo aquí pálidamente lo que nos dejó a todos con el
repeluco a flor de piel: derechazos y naturales
congelados en el tiempo;
ayudados, trincherazos y kikirikís eternos, de
esta época y de las venideras;
muletazos lánguidos sin afectación,
descalzo y abandonado.
- ¿Y temple,
oiga?
- ¡Hasta para apartarse el flequillo,
caballero! Y ahí queda
eso y el que
pueda, que lo haga.
En el sexto,
El Juli -visto que ni había animal
y que aquello de Morante
había borrado
de la memoria casi todo el
repertorio del escalafón para un par
de temporadas- se dio un arrimón y
cortó un apéndice.
2+1=3. ¿Quién
se acordaba de ellas mientras la
gente bajaba Almíbar toreando a las farolas?
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