El pasado sábado recibíamos al Ensanche de Vallecas, equipo situado en la parte alta de la tabla con unos resultados apabullantes, que hacían presagiar un partido duro. Unido a las dos bajas importantes del equipo, las opciones pasaban por hacer un partido perfecto para poder salir airosos del encuentro.
Ya sólo la presencia de las jugadoras de Vallecas generaba respeto; altura, físico portentoso y una buena técnica detectada durante el calentamiento. Equipo formado por jugadoras cadetes de segundo año y con una magnífica trayectoria en la temporada pasada, presentaban credenciales en Las Olivas. Sin embargo ya en los primeros minutos nuestras chicas demostraron que el respeto no significa miedo y con juego directo y buenas transiciones, lográbamos ponernos por delante. El primer cuarto fue bonito, limpio y de buen juego por ambas partes. Las locales lograban anotar con rápidas transiciones y juego dinámico y directo. Por parte de las madrileñas, el juego ofensivo posicional denotaba el buen trabajo realizado, con sistemas ofensivos y movimientos precisos que originaban constantemente opciones de tiro. Las defensas fueron buenas; anticipaciones, robos y no fue sencillo buscar tiro exterior ni penetraciones con una buena disposición defensiva. El cuarto terminaría con una ventaja de un punto para el Villa en el que las locales no pudieron distanciarse más de 4 puntos en el transcurso del mismo. 13-12.
El segundo cuarto siguió por los mismos derroteros. El intercambio de canastas fue bonito y el juego seguía siendo rápido por las locales y bien trabajado desde perímetro por parte de las vallecanas que trabajaban bien los espacios. Las transiciones del Villa lograban culminar con la llegada de la pelota a las interiores y las buenas segundas y terceras opciones con buenos rebotes ofensivos (hasta 18 rebotes) que lograban las interiores. El bagaje ofensivo se redujo a los puntos anotados por las interiores ante la imposibilidad de lograr buenas opciones de tiro exterior. Las penetraciones tampoco eran sencillas ante la buena defensa rival. Por contra, nuestra defensa también acertaba con buenos cambios ante bloqueos, y bien guardadas las distancias para impedir movimientos a espalda. El juego alterno hizo que se llegase a las postrimerías del cuarto con un marcador igualado, y buenas sensaciones. Sin embargo, dos últimos minutos fatídicos, propiciaron un parcial de 2-8 que rompería la tendencia del partido y denotaba los primeros síntomas de cansancio en algunas jugadoras que apenas pudieron disfrutar de rotaciones. Final de primera mitad con 7 puntos de diferencia.
El tercer cuarto volvió a ser reflejo de situaciones vividas en otros partidos. Cansancio, precipitación y malas decisiones lastraron el buen juego de las amarillas, que sufrían el vendaval visitante. Las madrileñas optaron por esperar en cancha propia ante las buenas salidas de presión realizadas por las nuestras durante el primer tiempo y que habían llegado a generar situaciones de superioridad en numerosas ocasiones, de esta manera las rivales lograron frenar el flujo de ataque ofensivo local. Nuestro juego posicional volvió a fracasar y salvo el buen juego de las interiores nuevamente, el exterior quedó huérfano de puntos. Por contra, las locales se anticipaban una y otra vez en pases forzados en perímetro y los robos tenían recompensa con canastas fáciles mientras las nuestras volvían a defender sin opciones y acumulando agotamiento. La defensa en zona sirvió para frenar en buena medida las transiciones rivales, y con un buen trabajo en poste bajo, se logró recuperar de la debacle con 5 buenas ejecuciones desde linea de tiro libre y maquillar el cuarto perdiéndolo tan sólo de 5 puntos. Quedaba pues el marcador en una desventaja de 12 puntos y demasiado cansancio en las filas locales.
El último cuarto fue el fruto del cansancio y la frustración. Las rivales con un físico encomiable seguían defendiendo la salida de balón sin presionar en exceso. No era necesario. Precipitamos pases, no buscamos líneas ni había fuerzas para recuperar posiciones ante los robos. Ensanche de Vallecas no perdonó y fulminó a un Villa que deambulaba por la pista. Un parcial de 4-20 dejó un marcador excesivo para lo vivido en la cancha, y así lo reconoció el propio entrenador rival. Lástima de no disponer de nuestro cuadro completo para poder aguantar mejor 40 minutos de encuentro que habrían sido bonitos, y limpios por ambos conjuntos.
A falta de un partido para el final de esta primera ronda, el Villa se queda en triple empate en la tercera posición con Legabasket y Arula-Alalpardo. La segunda vuelta será emocionante, y casi con toda probabilidad con el equipo al completo para poder dar la sorpresa y tratar de recuperar el juego que nos caracteriza.
De momento, a pensar en Boadilla, próximo rival, que viene de vencer a Olímpico Aranjuez por casi 20 puntos. No hay rival pequeño este año...