Llegar a la meta no es una utopía
________________________________________
Estrella Benito
Y el instinto me dice una sola cosa: "Imagina".
"Hay que ser capaz de
seguir respirando mientras se contiene la respiración".
Haruki Murakami.
Suena
el despertador, son las 5.30 de la mañana y Manuel sale a correr antes de empezar su
jornada laboral y de cumplir con su obligación como estudiante después. La
disciplina del corredor no tiene horarios. Da lo mismo que sea de madrugada, o
al anochecer, el entrenamiento del día a
día es sagrado. Y Aranjuez es un escenario idílico. La calle de la Reina se
convierte en una arteria viva por donde fluye la adrenalina de los corredores.
Bordear la verja del jardín del príncipe, cruzar el puente y llegar a las
huertas por caminos llenos de árboles; tilos, magnolios y atravesar el umbral
de la noche entre la bruma matinal de las aguas del tajo. Correr custodiados
por ese ejército de plátanos bien alineados que parecen cronometrar sus pasos,
son elementos naturales que forman parte de ese esfuerzo que a diario, cientos
de personas realizan en esta ciudad.
La
afición por este deporte parece implícita entre los ciudadanos de la villa de
Aranjuez. Quedar para salir a correr es
algo de lo más habitual y el esfuerzo de los atletas que cada día dejan sobre
la tierra sus implacables huellas, el sudor del esfuerzo y hasta el último hálito de su respiración,
hacen que el deporte y la naturaleza se unan armoniosamente, bajo un halo
misterioso que invita repetir el mismo ritual día tras día. Deportivas ajadas,
por kilómetros y kilómetros recorridos que hacen estremecer a las hojas en
otoño y desafían a las altas temperaturas de las noches estivales. El invierno
es duro, pero los atletas, como las hojas perennes, siempre están ahí,
entregándolo todo, esquivando las inclemencias del tiempo; sin miedo a las heladas,
ni a la niebla o las escarchas de enero. Y, como si la fantasmagórica
naturaleza formara parte de él, el fiel atleta disciplinado e implacable,
entrena cada día con la ilusión de poder ver realizado su sueño, el de poder
llegar a correr una maratón cada año.
Y
Aranjuez, bañada por las tranquilas aguas del Tajo, repleto de lugares
maravillosos, con su belleza a raudales y un encanto asombroso, se rinde ante
los corredores que tan tenazmente disfrutan cada día de su ocio y les brinda su
entorno para sentirse después orgulloso al poder ser testigo de ese esfuerzo
recompensado cuando los atletas hacen alarde de su pueblo, allá donde van, dejando el nombre de Aranjuez
en lo más alto del podium deportivo.
Aprovecho
para felicitar a mi hijo, Manuel
Pérez Benito, por su gran esfuerzo
diario y por su buena posición en la Maratón de Sevilla del pasado domingo 23
de febrero y a Carlos Almonacid,
miembros ambos del Club Marathón Aranjuez.
Porque cuando un atleta ve cumplido su
sueño, algo nos dice que llegar a la meta no es una utopía.
Noticias relacionadas