El futbolista ribereño, de 30 años, pelea por entrar en competiciones europeas con el Asteras Tripoli FC.Javier Díaz Plaza. Cuando Dani Suárez se rompió el menisco en 2015, los médicos le llegaron a decir que se planteara la retirada. Tenía 25 años y acababa de fichar por la Ponferradina de Segunda División procedente del Castilla. “Dejarlo nunca fue una opción en mi cabeza porque me encanta el fútbol y siempre he querido dedicarme expresamente a ello. Estoy muy feliz de haberle echado valor en su día para volver más fuerte. De todo se aprende y eso me sirvió para valorar cada entrenamiento y cada partido a día de hoy”, asegura el futbolista de Aranjuez.
La lesión le tuvo dos años fuera de los terrenos de juego –no pudo debutar con la Ponferradina-. Hasta que recibió un mensaje por Facebook para hacer una prueba con el Górnik Zabrzen de la segunda división polaca. Se arriesgó y le salió bien. Después del primer entrenamiento tuvo claro que se iba a quedar y acabó siendo una pieza clave en el acenso del equipo a la Ekstraklasa tras un final de temporada espectacular.
Ese fue su trampolín a la primera división griega, a la que aterrizó en 2019 de la mano del Asteras Trípoli. En su segundo año allí, el defensa central está realizando una campaña sensacional. Es el jugador del equipo que más minutos ha disputado –ha participado en 19 de los 20 partidos de liga-. “Tengo la confianza máxima del entrenador y estoy muy agradecido por ello. Estoy en mi mejor momento deportivo y personal”, dice.El Asteras va sexto a solo dos puntos del quinto, el todo poderoso Panathinaikos. “Nuestro objetivo es acabar la liga regular entre los seis primeros y pelear por jugar en Europa. A nivel personal, espero seguir disfrutando de minutos y encontrarme cada vez mejor dentro del campo”, afirma.
A sus 30 años, Suárez se ha consolidado en la élite del futbol, en una liga griega muy competitiva y con mucha repercusión gracias a grandes equipos como Olympiacos, AEK o PAOK de Salónica, que están un peldaño por encima del resto. “En Grecia hay jugadores con mucha calidad. Me he enfrentado a rivales que hace poco veía por televisión jugando partidos importantes de Champions”, asegura el ribereño, que apunta que su experiencia está siendo muy positiva: “Me he encontrado muy a gusto desde el primer día. La adaptación fue muy rápida y sencilla porque hay muchos jugadores de habla hispana”.
Sus orígenes, el salto internacional...
En Trípoli, en el centro del Peloponeso, Suárez, su mujer y sus mascotas llevan una vida muy tranquila. “Llevamos confinados desde el 7 de noviembre y poco podemos hacer por la Covid. Pero antes del confinamiento pudimos disfrutar de muchos rincones de Grecia que son maravillosos”. En su nueva ciudad, comenta, no hay mucho interés por al fútbol, “pero muy de vez en cuando sí que algún niño quiere hacerse una foto conmigo o me para por la calle”.
Firmó por dos temporadas con el Asteras, así que en junio termina contrato y aún no ha renovado. “No sé qué va suceder todavía. Yo solo me centro en jugar e intentar ayudar al equipo lo máximo posible. Cuanto más arriba estemos tendré más opciones para quedarme”, afirma.
Uno de los momentos más destacados en su carrera fue cuando disputó la previa de la Europa League con el Górnik Zabrzen. “Fue fantástico porque puede viajar a Moldavia y pasar una ronda de esta competición, pero lamentablemente nos eliminó un equipo eslovaco y no nos clasificamos para la fase de grupos”, cuenta.
De su etapa en Polonia guarda un recuerdo maravilloso: “Gornik me cambió la vida. Nunca estuve tan apegado a una ciudad y a un club como estuve allí. Me acogieron desde el primer día”.
Su pasado madridista también le ayudó a formarse. En el Castilla, en 2ªB, estuvo a las órdenes de Zinedine Zidane y compartió vestuario con un jovencísimo Martin Odegaard de 16 años. “Zidane contaba conmigo desde el primer día para ser el cuarto central y yo no lo entendía porque era mayor y veía que había jugadores más jóvenes que eran prioridad para el club. Jugué más partidos de los que pensaba, pero cuando mejor estaba me lesioné y estuve cuatro meses fuera”, recuerda.
Estar en el Real Madrid, dice, es como estar en una burbuja. “Me parece un error tremendo que muchos chavales que no juegan o que piensan que van a tener pocos minutos en la cantera se quieran marchar. Del Madrid uno no se tiene que ir jamás porque con trabajo y dedicación las oportunidades van a llegar”.
Suárez llegó al Real Madrid C en 2010 procedente del Real Aranjuez, con el que disputó una temporada en Preferente. “Tengo un especial cariño tanto por el Aranjuez como por el CD Sitio, donde me formé. Sigo a todos los clubes del pueblo y, cada vez que puedo, veo algún partido por internet o lo sigo por redes”, concluye.
Noticias relacionadas
Manu Hervás, padrino del XII Campus Multideporte Aranjuez
0
Entradas
